Efectivamente, siempre nos va a faltar algo por sanar. Y más que ‘‘sanar’’, yo diría ‘‘resolver’’. Es por eso que venderle a alguien la idea de poder resolver su vida me parece insostenible.

Porque, sinceramente, no creo en tal cosa como estar completamente resuelto. De hecho, pienso que en realidad no hay nada que resolver. Y que el querer resolvernos es señal de que nos cuesta aceptar algunas partes de nosotros mismos. Lo cual me parece lo más natural del mundo, y encima, ¡Me fascina!

Porque el querer resolvernos para poder aceptarnos nos lleva a cuestionarnos. Y cuestionarnos nos lleva a explorar la vida. Y explorar la vida, nos expande. No solo porque encontramos nuevas respuestas. Sino porque al encontrar esas nuevas respuestas, surgen nuevas dudas para seguir explorando.

Y para mí de eso se trata la vida. De explorarla sin fin.

Además, si no exploramos las raíces de los temas que sentimos que tenemos que resolver. Todo se puede volver más complicado. Porque, ¿Cómo puedo llegar a aceptarme si ni siquiera sé qué es lo que tengo que aceptar de mí? ¿Cómo integrar y abrazar mi sombra si realmente no sé cuál es?

Es ahí donde entra la Astrología Psicológica y Evolutiva como herramienta de autoexploración. Y ahí, donde entra la Astrología, (si me lo permites) es donde entro yo.